Mito de televisión.
Estrella de videoclip
Mito de televisión
Enamorado de ti
“Búscame”
-Menudo-
Cada vez que llegaba a la casa de mi abuela corría al cuarto de mi prima. Andrea, me lleva siete años y en ese entonces era mi modelo a seguir, Me encantaba pasar tiempo con ella en su cuarto y a pesar de la diferencia de edades siempre ingeniaba juegos para divertirnos.
Pero no solo compartimos los juegos infantiles, las telenovelas mexicanas y el gusto por las Pringles y otros bocaditos importados que solo a ella le compraban, sino también que con ella aprendí por primera vez lo que es ser fan de alguien y tuve mi primer amor platónico, que a los siete años, es realmente importante.
En una de esas visitas encontré su cuarto empapelado con las caras de unos chicos rubios y de ojos azules: Los New Kids on the block. Ella tenia ya catorce y yo siete. Tras indicarme cuales eran sus nombres (los cuales ahora la verdad ni recuerdo) elegí a mi favorito (claro que no sin antes recibir la advertencia de mi prima, su favorito no podía ser el mío porque era solo de ella, de nadie más).
Apróximamente un mes después, al regresar a su habitación me di cuenta de que aquellos apuestos chicos rubios habían sido remplazados sin piedad por otros caballeros que no se les parecían en nada: Locomía.
Vale: ¿Qué paso con los New Kids?
Andrea: Nada Valeria, pero ahora los Locomía están de moda.
Vale: Ahh ya.
Andrea: Aunque dicen que son gays.
Vale: ¿Qué es eso?
Andrea: Ay valeria, que dicen que les gustan los hombres, pero no les creo
Vale: ¡Pero como les pueden gustar los hombres…si son hombres! Yo tampoco les creo.
Andrea: ¿Quieres escuchar lo que cantan?
Vale: Primero dime cómo se llaman. Me gusta ese, el de pelo largo.
Andrea: Ah, él es Carlos, te lo puedes quedar a mi no me gusta, yo prefiero al de su lado… vamos a escuchar su música te va a gustar.
En el camino de regreso a casa le fui contando a mi mamá de Locomia.
Vale: Mami, creo que son españoles, tienen el pelo largo y dice Andrea que en la tele les dicen gays, porque dicen que les gustan los hombres.
Lili: Tú pensando en esas cosas Valeria.
Vale: Mami, ¿me compras un póster de Locomía?
Lili: Lo hablamos en la casa Valeria. Está bien, te compro uno.
Amor a primera vista
Esta vez la gracia duró dos semanas. En la siguiente visita a casa de Andrea, Carlos, el Locomía que me gustaba, y los demás posters habían sido cambiados por fotos de Menudo.
Mientras sacaba un casette de Etiqueta amarilla Andrea me iba diciendo uno a uno los nombres de los cinco integrantes.
Andrea: Ashley, Alexis, Adrián, Abel y Andy. Andy es mío. Tú te puedes quedar con Abel, es el más pequeño, solo tiene doce años.
Esa tarde escuchamos el casette completo de Menudo “15 años” era el título de esta producción de los cinco adolescentes.
Un mes después volví a casa de Andrea Y me dí cuenta de que los posters de Menudo seguían ahí, intactos. Es más la colección había aumentado y ya casi no quedaba ningún espacio libre en la pared que no mostrara una foto de alguno de los integrantes.
Fotos posters y recortes poblaban la habitación que en sus cuatro apredes gritaban Menudo.
Fue entonces cuando comencé a contagiarme de la verdadera fiebre de un artista. De aquel primer amor platónico, que a los siete años es grave, fuerte y de verdad te lleva a las nubes.
En pocos días ya me sabía todas las canciones del casette “15 años” . Mi primera visita a una discotienda fue para comprarme también ese casette. Me olvidé de los dulces y mis escasas propinas de ese entonces las gastaba en comprarme fotos de Abel y del grupo, Posters y mi primera y única revista Pantalla. Cree un álbum de fotos de mis ídolos, repetía el casette a cada instante y en mi casa me peleaba con mis padres argumentando a mi corta edad que Abel era el mejor hombre del mundo. Mí tía Patty se encargo de regalarme el siguiente casette de Menudo “Imaginate”, que tenía una canción en inglés, la primera en idioma en extranjero que me aprendí y coreaba. Al mismo tiempo seguía gastando mi dinero en fotos y stickers, iba a casa de amigas mucho mayores y me sentía feliz de poder jugar a ser la adolescente fanática del grupo de moda. Las muñecas habían quedado olvidadas en el rincón de mi cuarto, que también tenía un póster de Menudo
Mientras tanto en casa de Andrea, las cosas eran similares, o más graves,
En la siguiente visita las paredes de su cuarto tenían los posters tamaño natural de cada uno de los integrantes que se entregaban al comprar un ejemplar de Teleguía. Toda la repisa de su escritorio estaba llena de videos de VHS con entrevistas al grupo que se encontraba en Lima. Los chicos se iban a presentar en Hola Yola, Aló Gisela y cuanto programa de radio y televisión existiera en ese entonces.
Ese día Andrea me mostró orgullosa un papel. Una entrada para ocupar uno de los primeros asientos en el concierto de Menudo en Lima. Tenía lista la cámara, el atuendo la entrada y la emoción guardada para desbordarla durante aquel día, al cual ella llamaba mi cita”.
Luego de enseñarme su entrada continuamos jugando. Ya no nos gustaba jugar a las muñecas, ni al restaurante, ni a la tiendita, ni siquiera a ser artistas. Nuestros juegos habían “evolucionado”. Cada una elegía una almohada e imaginábamos que eran nuestros favoritos de Menudo y los besábamos.
Ahora me pregunto ¿qué podía saber yo del amor en ese entonces? La verdad es que lo que sí sabía es que la música de menudo me alocaba, los casettes resonaban en mi casa hasta aburrirme y me dedicaba a verlos por la televisión todo el tiempo.
Decidí cambiar la almohada por la puerta del closet de mi prima. Desde entonces, esta puerta será Abel. Dije convencida. Nadie más podía elegir la puerta. Cuando empecé a besar la puerta con una convicción preocupante entró mi mamá al cuarto para avisarme que ya nos íbamos.
Lili: ¿Qué haces besando la puerta, Valeria?, me increpó con los ojos saltones y con una cara de preocupación alarmante.
Vale: No es la puerta mamá, es Abel de Menudo. Mira es él, el de la foto grande.
Lili: Andrea, ¿no te parece que es muy chiquita para enseñarle esas cosas?
Andrea: Yo no le enseñé nada.
Valeria: Yo no soy chiquita mamá. Tengo seis años y estoy a punto de pasar a segundo grado.
Lili: No vuelvas a besar la puerta del clóset Valeria.
Vale: ¡Que no es el closet, mamá! Es Abel, el de la foto.
Mi primera decepción
Esa tarde, camino a casa tuve una seria conversación con mi madre. De niña a mujer.
Valeria: Mami, ¿me puedes comprar algunas revistas Teleguía? Tienen unos pósters tamaño natural de Menudo. Eso sí tienes que comprarme varias porque vienen en pedacitos para ir armando.
Lili: Ajá, déjame ver si las consigo.
Vale: Mami, una cosita más, la última.
Lili: ¿Qué más quieres Valeria?
Vale: ¿Me puedes comprar una entrada para ir a verlos. Van a dar un concierto la próxima semana. Creo que el sitio se llama Amauta, algo así, no lo recuerdo bien.
Lili: Ahora sí que estás loca. Eso va a estar lleno de gente. Eres muy chiquita para eso y te puedes asfixiar, te pueden chancar, además no puedes ir sola y no voy a ir contigo.
Vale: No hay problema mami, puedo ir con Andrea. Ella ya tiene su entrada.
Lili: Dije que no Valeria. Cuando crezcas y regresen vas. Esta vez no.
Vale: (bañada en lágrimas y decepcionada de la vida) ¡pero mamá!
Lili: ¡Basta! No se diga más. Mañana voy a ver si te puedo conseguir esos posters que quieres y punto y si sigues insistiendo no te compro nada.
Una semana después volví a casa de Andrea. En el concierto del día siguiente al que ella asistió una chica murió asfixiada y mi tía se paso agradeciéndole a todos los santos que no le tocara a su hija.
Andrea: ¡Me miró Valeria!
Vale: ¿Quién?
Andrea: Andy. En la canción fueron tus ojos. Me señaló y yo sentí su mirada. ¡Me miro!, ¡me miró!
Vale: ¡Qué suerte tienes! Mamá dice que la próxima vez que vengan me tocará ir a verlos. Ojalá me miren también ¿no? Ojalá que regresen pronto, Ojalá que me vean. ¿Tu crees que los pueda conocer Andrea?
Andrea: No lo sé Valeria. Habrá que esperar que regresen.
Nunca fui a verlos. El grupo cambió de integrantes. Andrea sacó todos los posters de su cuarto y mucho tiempo después, en una exhaustiva limpieza de su habitación me regaló su colección de fotos. (La cual guardo hasta ahora). Mamá nunca me compró los pósters tamaño natural de Teleguía, pero yo continué con mi colección de fotos y seguía siendo fan. Todavía los veía por la tele y cantaba sus canciones. Hasta que el grupo se convirtió en MDO. Abel seguía formando parte del grupo, se había convertido en padre de dos niños de manera precoz y yo había entendido que ni él era la puerta ni se casaría conmigo. ¡Ya no me gustaba ese Menudo! Yo los quería a todos juntos.
Pocos meses atrás descargué en mi PC todas las canciones de Menudo y encontré mis casettes originales. Los escuché hasta cansarme y recordé aquella etapa de fan enamorada precoz. Aún sigo esperando verlos en vivo y espero el reencuentro con ansias. Estoy segura que, aún ahora, a mis 21 años, viajaría a México, Puerto Rico, o al fin del mundo para verlos en vivo. Un reencuentro es casi imposible, pero la esperanza es lo último que se pierde.
Etiquetas: Recuerdos en sepia