La Gringa!!!!

Algo de mí al descubierto

domingo, mayo 21, 2006

Y rugió El Puma


¿Vamos al Mc Donals?, me dijo Valeria cuando vio mi cara de molestia. Como me conoce, definitivamente eso me animaría un poquito. De todas maneras ahora, días después, me doy cuenta que realmente actué de manera inmadura y que es precisamente en esos momentos en los cuales uno tiene que demostrar que ya no es una niña.

Al fin y al cabo, todos tenemos en el libro de nuestra vida una anécdota como esta (al menos eso quiero pensar) y lo mejor es que una vez que pasa, hay que tomarlo de la mejor manera posible, porque como bien me dijeron, los verdaderos problemas de la vida son otros, estos son solo pequeños tropiezos y que mejor que tomarlos con humor, aunque en el preciso momento en el que sucedió no me causó nadita de gracia.

Pero mejor juzguen ustedes. He aquí un recuento de los hechos, desde la perspectiva de la persona que los vivió en carne y hueso y descritos aún consciente de que pueden suscitar más de una carcajada a los lectores. No importa, no todos tienen una anécdota sí, por más vergonzosa que esta pueda resultar.

El recuento de los daños

Llegue al casino, el nombre del lugar no lo recuerdo ni será importante. Había llegado preocupada porque pensaba que era tarde, ilusa yo que aún no aprendo que la puntualidad de la prensa es tan real como los ovnis. El lugar estaba bastante vacío, pero Vale ya había llegado así que al menos tendría con quien conversar.

El fondo musical estaba a cargo de la estrella de la mañana: José Luis Rodríguez “El Puma”, el disco de sus 15 éxitos nos hacía compañía y mientras los minutos pasaban me di cuenta de que conocía más canciones de las que imaginaba. Luego de ver que sucedía lo mismo con Vale me animé a confesar que tenía ganas de ir a su concierto, pero tenía tantas ganas como vergüenza de pedir las entradas.

Sobre todo porque la mejor época del personaje central de la historia había pasado hace muchos años. Mi abuela, confesa fan del artista con sobrenombre de felino, tampoco se animaba por completo a ir al show que se daría un día después del incidente y obvio, después de lo que les contaré, preferí quedarme en mi casa, previa búsqueda del repertorio completo del cantante para animar mi noche solitaria.

Culpable soy yo

No entiendo porque me molesta tanto que me traten de chibola, no lo entiendo aún, pero ¡como me molesta!, tal vez porque para el entorno en el que estoy, si lo soy y aunque quiera que nadie se de cuenta, todos lo hacen. Siempre me insisten que eso no es nada malo, sobre todo de aquí a algunos años, cuando los años me empiecen a pasar la cuenta, pero esa será otra historia.

La verdad ahora entiendo que es no me debe molestar tanto, porque ahí empezó todo y porque solita actué como no debía hacerlo si insisto en demostrar que puedo reaccionar conforme a la edad que quiero aparentar y no como lo hice. Ese fue el problema y la culpable soy yo.

“Pava Real”

Acababa de dar por finalizada la conferencia luego de algunas preguntas de política y de sus discos. Error número uno: el no haberme interesado en él por completo y el no haberle realizado una pregunta, aún cuando el no dejaba de mirarme diciendo “hay caras nuevas, de gente muy joven”, expresión que repitió al menos unas 4 veces durante su encuentro con nosotros y ante la cual todas las miradas se dirigían hacía mi.

Cuando agradeció y dio por finalizado el encuentro los asistentes se comenzaron a mover, yo aún terminaba de apuntar los últimos datos que había compartido con nosotros y me disponía a tomar mis cosas para irme cuando dijo “Hey tú, la rubiecita, quiero que me digas ¿qué te han contado tus papás de mí, eres muy joven, que te han dicho tus padres?

Miles de caras se dirigían hacía la mía, que había tomado un color rojo igual al pelo de Ronald Mc Donald y un silencio sepulcral invadió la sala. Error número 2: la incomodidad, la cólera por haber sido tachada de chibola y el roche bloquearon mi cerebro. El resultado, como dice una de las canciones del susodicho: quedé como la más pava real.

Luego de 30 segundos reaccioné, me dijo quiero que me preguntes algo, y yo tímidamente dije ¿a que cantante peruano admiras? Error número 3, demasiado silencio para mi gusta por culpa de que aún seguía bloqueada, toda la situación me tomó por sorpresa, miles de caras sobre la mía y la cólera de haber sido calificada como excesivamente joven no eran una buena combinación en mi persona.

Ay Diosito Santo

Para cereza del pastel, una señora de las muchas pertenecientes al club de fans< que ahí se encontraban me dijo “hay eres una niña, te veremos en Magaly, no era tampoco un bueno final pero luego de todo, era solo una raya más al tigre.

Flaca ojerosa, cansada y sin ilusiones (bueno ignoren lo de flaca, pero así dice la canción) Salí del lugar luego de una espera eterna para que Luis termine con las fotos, mi cara era de extrema molestia y Valeria lo sintió. Tenía que hacer algo para animarme. Ahí es cuando volvemos a la primera línea de este relato ¿vamos al Mc Donalds? Me dijo intentando animarme un poco.

Luego se unieron a nosotros Regina, Magaly, Mónica y junto a Luis y Vale partimos al lugar acordado. Obvio que los hechos eran demasiado recientes como para olvidarlos y aún arrancaban una sonrisa, que en mi caso era más sangre roja sobre mi cara.

Error número 4: Me tomé las cosas demasiado en serio, hasta que gracias a Juanca reaccioné, (obvio, luego de su respectiva risa) “Los problemas de la vida son otros y no puedes reaccionar así”.

Y entonces…

Aprendí, a reaccionar como gente ante las cosas, y a tomar las cosas más deportivamente, total como ya lo dije; esta es una anécdota más para el libro de la vida, mejor recordarlo todo con una sonrisa y dejarlo pasar todo , claro ¡si es con un Mc Donalds, mucho mejor!

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