Nostalgia y felicidad

Volví a ingresar a las aulas hoy, después de tres meses en que me había olvidado de los cuadenos y de las horas sentada
en una carpeta. Es inevitable entonces que mi mente viaje por todos estos años de mi vida universitaria, en donde encuentro cosas que extraño y cosas que no, cosas que no se repetirán, y por supuesto todo lo bueno que está por venir.
Foto: Con parte de un micro de las islas de edición de la facu...la más destructora
Recién acabo de analizar mi horario y si tengo que listar lo que voy a extrañar una de las cosas es sin duda, mis cursos de Periodismo Escrito, uff como disfrutaba de "La pirámide invertida", y de las comisones que me llevaban a recorrer academias, cementerios, mercados, funerarias,
aùn con la inexperiencia de aquellos ciclos, pero disfrutándolo como si fuera una niña que va en busca de un chocolate.

Me gustaban tanto esas clases, que era la única (ah no, sorry Renato) asistente a las clases de asesoría, a las cuales, nunca entendí porqué asistia para que me vuelvan a explicar lo que ya había entendido...solo por el puro gusto de volverlo a escuchar. De más esta entonces decir que a las clases de periodismo escrito asistí hasta con fiebre, laberintitis, gripe. No había forma de perderme una, las disfrutaba como mi programa favorito, y ya se terminaron.

Extraño también la pequeña dosis de irresponsabilidad que me atacó cuatro ciclos atrás (de la que todos somos víctimas alguna vez) por la cual me hice "cliente frecuente" de Hernán, un chico muy amable que manejaba un pequeño negocio de Play Station y ping pong en un local al lado de la antigua facultad, en el cual pasaba la mayoría de horas, aún cuando tenía clases, tratando de mejorar mi técnica para vencer a Carla y José Luis en Ping Pong y gritando como si fuera un estadio ( y eso que mejor era cuando Diego también se apuntaba) y se formaban los "cuadrangulares", éxito rotundo.

Y por supuesto durante ese ciclo nació mi afición por el Risk, la cual mantengo, con una técnica mejorada, hasta ahora, ya que para mí no hay mejor sábado que en el caso las horas con el Risk, chelas y algo para picar....perfección total, solo superada por una noche karaokera.

Como quisera tener más tiempo, como antes, para compartir con mis amigas durante clases. Estudiar de noche me ha sumergido una rutina de la que no puedo salir víctima del cansancio de las diez de la noche. Además no en vano Kusu me apodó "Valeria, se me va la 41", el maldito micro pasa cinco minutos después del tiembre, así que casi instantáneamente corro a la salida, por eso me he perdido de miles de "Sanguchón Aramburú", o unas simples chelas en el grifo, el mejor pretexto para compartir.

Pero vamos, hay cosas que ahora no cambiaría por nada. Los trabajos en su mayoría son en grupo, y cada vez demandan más tiempo y dedicación por lo que el tiempo que paso con mis amigas es más que el que paso con mi propia familia, o al menos así ha sido hasta ahora, con hartas dosis de energizante.

No cambiaría para nada lo aprendido hasta el momento, y que ahora puedo llevar a la práctica disfrutando de lo que hago, aunque me falta mucho camino por recorrer.